Acto cívico en recuerdo de Joxeba Pagaza — Andoain, 2022

Discurso de Maite Pagaza

Maite Pagaza
4 min readFeb 6, 2022

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Diecinueve veces nos hemos reunido como ciudadanos con espíritu libre, y no como vasallos, para homenajear a Joxeba.

Recordarlo públicamente es una manera de señalar la realidad: que lo mataron los que lo odiaron por intolerancia política, por fobia a nuestra manera de pensar y vivir. Y matándolo aterrorizaban a muchas personas más. Los asesinatos son la punta del iceberg del terror.

Ahora no matan. Pero sus líderes, los que manejaron el juego de matar, políticos sin escrúpulos como Otegi, ponen toda su energía en escamotear su responsabilidad. En ocultar el sentido profundo de la persecución meticulosamente programada, inmisericorde, sistemática, de décadas. Su empecinamiento es tóxico para ellos y para la sociedad vasca.

Están a lo suyo. Cada vez que parece que dan un paso que incluye a las víctimas que provocaron, descubrimos que hay un truco: para sacar a los presos antes de que cumplan la condena, o para que salgan sin colaboración con la justicia.

No condenan el pasado de perseguir a los demás para imponerse.

Y ocultan algo terrible: que amasaron el odio para crear, año tras año, nuevas camadas de asesinos.

No respetan a las víctimas que provocaron.

Eso es lo que la sociedad puede cambiar, por ellos y por todos.

Lo que siguen haciendo Otegi y los suyos, además, resulta humillante para millones de ciudadanos que no pueden dar crédito a que comprar una respetabilidad impostada sea tan fácil.

Es el momento de reclamar los mínimos éticos que no han cumplido todavía.

Unas preguntas a Otegi:

¿Cuántas decenas de miles de reuniones, en miles de locales, con decenas de miles de páginas de actas fueron necesarias para perfeccionar el sistema de terror?

¿Cuántas horas pasó, él mismo, sintetizando consignas para que las aprendieran de memoria miles de liberados y decenas de miles de simpatizantes, colaboradores necesarios para aplicar el sistema del terror?

¿Cuántos cientos de campañas aprobaron para transmitir eficazmente los discursos de odio, además de los campamentos y tantas otras técnicas, para amasar las mentes de niños y niñas y que algunos de ellos se convirtieran en asesinos?

Ante los delitos de persecución sobre colectivos determinados, que generan terror masivo y autocensura y éxodo de población surgió la Justicia Penal Internacional. Para evitar impunidad, porque a veces, los victimarios tienen mucho arraigo y poder.

El delito de lesa humanidad se introdujo muy tarde en el Código penal español, lo mismo que la imprescriptibilidad de los delitos de terrorismo con resultado de muerte. Esto último se aprobó en 2015.

De hecho, está pendiente el primer juicio a los dirigentes de ETA por lesa humanidad: Contra Garikoitz Aspiazu, contra Mikel Carrera, contra Aitzol Iriondo y contra Josu Urrutikoetxea. Se podría hacer una serie de televisión sobre la ingente utilización de recursos para evitar este juicio que necesitamos todos. Ellos también. Y hay otros juicios pendientes de jefes de ETA por responsabilidad en crímenes concretos. Y cientos de asesinatos sin justicia. No hay palabras que sirvan para tapar la necesidad de que esos juicios se celebren para dar a conocer la industria del terror y de la persecución, porque los chavales no lo saben. Y porque ven carteles de presos por terrorismo como si fueran héroes.

La cuestión, quiero dejarlo claro, es que no merecemos menos que la justicia y el respeto.

Y merecemos que no se abran las heridas con sus nuevas tretas, tan retorcidas, en cada capa de blanqueamiento, o de impunidad, con un fondo tan falto de respeto.

No fue una guerra, o un conflicto con dos partes legítimas. No lo fue. No es cierto que depende de cada relato que el daño causado por ETA fuera injusto o no. Eso que dijo la portavoz de EHBildu.

ETA no ha tenido su Nuremberg. Y lo necesitan ellos y lo necesitamos todos para dejar atrás de una vez el retorcimiento de las estrategias que siguen utilizando.

Los casi cuatrocientos asesinados sin justicia, los heridos, los que murieron de pena, los extorsionados piden justicia. Los que no tendrán ya “arraigo”, piden justicia. Justicia y la condena del pasado deben ser las primeras prioridades de esta fase del posterrorismo.

La colaboración con la justicia, repito, debe ser una prioridad de los que tuvieron responsabilidad en la persecución.

Abandonar las tretas para evitar los juicios de los jefes de ETA, abandonar las tretas para conseguir algún tipo de impunidad judicial o social serían la prueba de que respetan a las víctimas que provocaron.

Ya, diréis, los que compran mantenerse en el poder pueden decir que son muchos. En todo caso, podéis decir que en el estado democrático de derecho el número de malhechores ni autoriza los crímenes, ni bailarles el agua.

Comprar su juego y darnos una palmadita en la espalda fue y es malsano para la democracia.

Pero piensen también, por favor que, ante el mal, ante la muerte, el ser humano pide justicia desde lo más profundo de sí mismo. No se resignen, actúen en su entorno contra los trucos y la propaganda, por muy edulcorada que se presente: exijan la condena y la justicia. Y que se haga patente esa verdad que esconden. Los niños y niñas de hoy son los que más les necesitan, porque están Sortu está utilizándolos de nuevo, como ariete de su mentira.

Gracias en nombre de la familia de Joxeba.

Contacto de prensa: +32 498 16 26 34 // +34 607 91 66 87

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Maite Pagaza

Oficina de Maite Pagazaurtundúa en el Parlamento Europeo